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      Recuerdo que cuando era adolescente fantaseaba con esta fecha, y soñaba con el día en el que tendría novio y en San Valentín me regalase un enorme ramo de rosas rojas. Supongo que la idea de que el amor tuviese un día para celebrarse me parecía sumamente romántico.
      Durante años he recopilado fotos de cómo ha evolucionado el diseño de las postales de San Valentín. Los años 50 y 60 dejaron imágenes ideales de esa estética vintage que adoro, y cada año las rescato de nuevo para buscar inspiración para el diseño de una serie de postales, pero otra vez tendremos que esperar otro año más para dedicarle tiempo a esa idea.
      En Cuentos de Hadas, casi un mes antes del 14 de Febrero, dimos la bienvenida al mes del amor iniciando con unos relatos cortos en nuestro blog con un mensaje común: “Todos los días, a tu lado, es San Valentín”
      Mi inspiración para esos relatos fue mi propia historia, eso es lo que siento al lado del hombre del que estoy enamorada. Pasan los años y sigo sintiendo las mariposas en el estómago. Los sentimientos evolucionan, pero no cambian, mantienen el mismo valor. El tiempo los hace más maduros. El amor te serena y todo se transforma suavemente en un estado de apacible felicidad. Cierras los ojos y te sientes afortunada; sabes que dijiste “Sí, Quiero” al hombre de tu vida. Aún revolotean mariposas a nuestro alrededor…
      Cada San Valentín había un pequeño detalle. Nunca grandes historias, nunca necesitamos celebrar a lo grande. Una postal DIY o un post it diciendo “Be my Valentine” Y este año planeamos una romántica cena en el restaurante de un bonito hotel. Pero Cupido me guardaba otro plan.
      Cambié de escenario y de protagonista. Mi cuenta atrás para San Valentín la pasé junto a alguien que también quiero muchísimo, pero no es mi marido. 
      La cena iluminada por velas y el cuidado menú se transformó en una cena de bocata, con zumo de brick y chuches de vending. Cambiamos el hotel de 4* por la habitación de un hospital. Mi abuelita fue mi partner el día de San Valentín.
      Le compré un enorme globo de helio con corazones de colores dibujados y le dije que tenía una sorpresa para ella. Cuando se lo enseñé su carita de niña se llenó con una sonrisa. Lo até a un extremo de su cama y lo dejamos flotar. Las enfermeras entraban en la habitación para enseñarse unas a otras el globo. Me dí cuenta del efecto mágico que puede producir algo tan simple en un lugar determinado. 
      Así que celebramos que el amor está en todas partes y que tiene mil formas diferentes. Lo importante es sentirlo! Y tener la suerte de poder transmitirlo.
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